“TERRORES NOCTURNOS Y PESADILLAS”

A veces que nuestros niños despiertan de noche inquietos, gritando, llorando asustados o desorientados, y no estamos seguros de como ayudarlos. ¿Será que tenemos que dejarlos que lo resuelvan solo? ¿Debemos reconfortarlos o es correcto despertarlos? Pesadillas y terrores nocturnos son diferentes, por lo tanto también su forma de abordarlos.  Aquí te contamos como puedes diferenciarlos y la manera de apoyar a sus hijos en caso de presentarlos.

Nunca olvidaré la primera vez que mi hija despertó llorando desconsolada, estaba muy sentada en su cuna, desorientada, despierta pero adormilada, y a pesar de mis esfuerzos, yo sentía que no había forma de reconfortarla, ¡lo pasé pésimo!. Fue un episodio intenso, sobre todo porque no sabía qué esperar, pero todo fue más claro cuando aprendí que tenía terrores nocturnos y como debía manejarlos.

Pesadillas y terrores nocturnos son muy diferentes. Las pesadillas ocurren durante el sueño REM, es decir cerca del final de nuestro ciclo del sueño, los niños recuerdan un sueño perturbador y reconocen a sus papás al verlos. En cambio, los terrores nocturnos ocurren durante el sueño NO REM, el período en el que se abandona el sueño profundo, y generalmente es dentro de las dos horas de irse a dormir.

Pesadillas, “tuve un sueño feo”

Las pesadillas son comunes y forman parte del desarrollo normal de los niños. Ocurren con mayor frecuencia a los 2 y 3 años de edad, período en el cual los niños desarrollan una gran imaginación y pueden confundir más fácilmente la realidad de la fantasía. También las podemos ver más relacionadas a eventos difíciles o algún trauma en particular que los haya afectado a ellos y/o a su familia.

En estos episodios los niños buscan a sus padres ya que quieren ser reconfortados. Son capaces de recordar la pesadilla, razón por lo cual pueden tardar un rato en volver a dormirse y sacar los pensamientos aterradores de su cabeza.

Recomendaciones:

  • Asegúrense que sus hijos estén durmiendo lo suficiente, la falta de sueño puede aumentar la aparición de pesadillas
  • No hagan juegos de miedo, esto les ayuda a evitar recrearlos al momento de dormir
  • Eviten las películas, programas de TV o libros de miedo antes de acostarse
  • Una vez ocurran, respondan rápidamente, reconfórtenlos y denles seguridad que todo estará bien, que ustedes los están cuidando
  • Revisen con su Pediatra que sus hijos no estén con medicamentos que puedan interferir con el sueño nocturno.

Terrores Nocturnos, por suerte los niños no los recuerdan

Como les decía antes, los terrores nocturnos son generalmente más intensos para los padres que para los niños, ya que ellos usualmente no los recuerdan, ¡por suerte!. Los niños no están soñando, por lo tanto no son “sueños malos”. Pueden gritar, parecer ansiosos, transpirar o incluso presentar una frecuencia cardíaca acelerada, y comúnmente son inconsolables. Suele durar entre cinco y quince minutos y luego ceden. En mi caso, yo sentía que eran ¡los minutos más largos de mi vida!

Estos no son signo de un problema psicológico, sino muy por el contrario pueden ocurrir durante un hito del desarrollo. Parecen ser más comunes en niños hombres, y ocurren en el 5% de todos los niños en general. Es más probable que los tengan si alguno de los padres los tuvo cuando chico, o si alguno de ellos tenía un trastorno del sueño tal como el sonambulismo. Hay otras causas para los terrores nocturnos, la más común es la falta o alteración en los patrones de sueño habitual, como al viajar a una zona horaria diferente, cuando están enfermos, o en casos de apnea.

Recomendaciones:

  • Si sus hijos presentan terrores nocturnos, vigílenlos, esperen a que cedan y asegúrense que estén fisicamente seguros, pero no interfieran ya que esto podría agravarlos.
  • Al día siguiente no hablen de esto con sus niños, ellos comúnmente no recuerdan el episodio
  • Mantengan horarios y rutinas regulares que les aseguren un buen descanso
  • A la noche siguiente, acuéstenlos 30 minutos antes

Si los terrores nocturnos ocurren dos o tres veces a la semana en un horario regular y 2 horas después de irse a dormir, recomendamos probar las siguientes estrategias para disminuir su frecuencia:

  • Lleven un registro de los despertares, anoten los días que ocurren los terrores y el horario en el que suceden
  • Despiértenlos (al punto que se muevan, murmuren o se den vuelta) 15 minutos antes de la hora en la que habitualmente suelen tener un episodio
  • Realicen estas estrategias todas las noches durante al menos 7 a 10 noches seguidas antes de notar un cambio

Como pueden ver, pesadillas y  terrores nocturnos pueden ser confusos, la clave está en poder diferenciarlos ya que sus manejos son completamente diferentes. En ambos es esencial que los papás mantengamos la tranquilidad y la calma, de manera de poder contener o dar el espacio necesario para que estos se resuelven de la mejor manera para nuestros niños y nosotros mismos.

La capacidad de los niños de conciliar el sueño y dormir es algo que saben hacer desde el útero materno, sin embargo, ¡sabemos que muchas veces puede ser desafiante!. El cariño, la contención, y la paciencia, serán claves hasta que los niños estén biológicamente preparados y se sientan realmente seguros para alcanzar una mayor autonomía en el dormir. Entonces, ¿se puede hacer algo al respecto? Sí, mucho más de lo que todos creen, pero siempre respetando el ritmo de los niños y de la familia. Si necesitas ayuda contáctanos, ¡podemos ayudarlos!

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