“HERMAN@S COMPARTIENDO PIEZA”

Años atrás, tuve la oportunidad de apoyar a mis dos primeros hijos a dormir en la misma pieza. Nuestra experiencia fue tan buena, que repetimos la hazaña con la llegada del tercer hermano. El resultado: hoy mis tres niños, de diferentes edades, mujer y hombres, duermen muy bien juntos, se acompañan y disfrutan el compartir su pieza, llegando al punto que no quieren que los separe. La clave del éxito estuvo en respetar los tiempos de cada uno, entender cuándo era el momento más apropiado para hacer esto, y haber involucrado a los “mayores” (4 y 3 años) en el proceso. 

¿Por cuánto tiempo debería un hijo dormir con los papás o en su propio espacio antes de compartir pieza con un hermano? ¿Me arriesgo a que se despierten entre sí? Aquí les dejamos algunas guías de cómo podrían enfrentar esta transición.

De chica compartía pieza con mis hermanas, y el día que logré tener mi propio espacio, me prometí a mí misma que quería lo mismo para mis hijos. Sin embargo, a medida que nacieron mis niños y me encontré con sus desafíos del sueño,  me di cuenta que el dormir juntos y acompañarse, increíblemente les permitía dormir mejor. Al parecer, la compañía y el hecho de compartir no solo las rutinas y horarios, sino también los espacios, disminuyó la resistencia para irse a dormir y por consiguiente también apoyó positivamente los despertares. Esto no quiere decir que los desafíos del dormir se resolvieron solo por el hecho de tener hermanos durmiendo juntos, pero sí demuestra que es posible que nuestros niños compartan piezas incluso teniendo aún algunos "retos" en el sueño. La hora de irse a dormir se convirtió en algo más natural y fluido.

Menos Despertares

Desde nuestra experiencia, los hermanos, independiente de sus edades, podrían compartir pieza cuando al menos uno de ellos tenga un dormir más fluido, por ejemplo, que presente menos despertares o sea capaz de retomar el dormir con el refuerzo de sus padres (compañía, uso de la voz, tacto, etc). De esta forma, se apoya activamente a quién lo "necesita más" y a su vez, van poco a poco acostumbrándose a la forma de dormir del otro. En el tiempo, los hermanos reconocen sus sonidos y ya no se despierten entre sí. Hemos visto que la compañía les da cierta tranquilidad, y les permite retomar el dormir cada vez con menos apoyo.

Reunión familiar

Los niños pequeños entienden mucho más de lo que pueden expresar, por lo que una buena estrategia es anticiparles de la incorporación de un nuevo integrante a su pieza.  Se recomienda explicarles de forma breve, clara y lúdica, hablándoles en su “idioma” de manera que puedan entender más fácilmente este mensaje. Intenten hacer esto en un minuto del día donde no estén agotados, donde tengan su mayor atención, para que puedan asimilar esta información con mayor facilidad.

Es clave involucrar a los niños más grandes, quienes amorosamente reciben a su herman@ chic@, y explicarles lo que se espera de ellos. Por ejemplo, entrar a la pieza en silencio si el más pequeño se queda dormido antes, manteniendo una luz baja, no despertándolo y sin jugar. Felicítenlos por su cooperación, admitan sus esfuerzos con mucho cariño, reconocimiento verbal, stickers, un desayuno especial, un paseo, etc.

Acostar al más chico primero

Si los hermanos aún tienen diferencia de horarios, acuesten al más chico primero, o quien necesite irse a la cama más temprano. Luego, a medida que crezcan y sus horas de dormir se vayan sincronizando, lo pueden hacer al mismo tiempo. Para partir, es muy importante recordarle al mayor lo que se espera de él, y que ayude a mantener el silencio una vez que sea su hora de dormir.

El tiempo cumple un rol

En todo cambio, el tiempo cumple un rol importante, los niños tienen sus propios ritmos, por lo cual tengan paciencia y esperen que esto vaya progresivamente instalándose. Apoyen a sus hijos, denles tiempo para habituarse y a su vez, poco a poco bríndeles espacio para que ensayen hacer esto de forma más independiente.

El dormir en la misma pieza no solo hizo que mis hijos aprendieran a compartir su lugar de descanso, sino también a respetar que el otro tiene diferentes necesidades, tiempos, que las cosas son de todos, que es importante tomar turnos, pero lo más importante es que fue otra forma de encontrarse y de dormir mejor.

La capacidad de los niños de conciliar el sueño y dormir es algo que saben hacer desde el útero materno, sin embargo, ¡sabemos que muchas veces puede ser desafiante!. El cariño, la contención, y la paciencia, serán claves hasta que los niños estén biológicamente preparados y se sientan realmente seguros para alcanzar una mayor autonomía en el dormir. Entonces, ¿se puede hacer algo al respecto? Sí, mucho más de lo que todos creen, pero siempre respetando el ritmo de los niños y de la familia. Si necesitas ayuda contáctanos, ¡podemos ayudarlos!

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