MITO “SIN SIESTAS LOS NIÑOS DUERMEN MEJOR DE NOCHE”

Las siestas están presentes en la vida de nuestros niños desde muy chiquititos, al principio duermen casi todo el día, hasta que poco a poco empiezan a permanecer más despiertos, sus horas de vigilia son más largas y ¡disfrutamos verlos practicar nuevas habilidades! A medida que crecen, los requerimientos de sueño diurno cambian, pero sin duda, siguen necesitando una importante dosis de descanso. Un buen dormir de día se nota inmediatamente; se levantan alegres, contentos, con energías para explorar, y aprender, pero ¿sabían que además cuando los niños duermen siestas, de noche concilian el sueño de forma más fluida, y a su vez tienen menos despertares? Aquí te contamos sobre las siestas y como éstas son claves para evitar la resistencia al dormir.

¿Qué es el agotamiento extremo?

Creemos que, de alguna forma u otra, todos hemos vivido alguna experiencia en donde nuestros niños, a pesar de estar agotados, “pelean” la hora de irse a dormir. Días muy largos, de muchas actividades, o donde se saltan la siesta, nos hacen creer que caerán rendidos de noche, pero ¡no!, por el contrario, están tan agotados físicamente que se activa su sistema de respuesta al estrés (secreción de cortisol y adrenalina), dificultando aún más que se relajen y por ende que se queden dormidos. Esto es lo que muchos llaman sobre cansancio, aquel estado en el que están demasiado agotados para conciliar el sueño, donde seguramente les costará quedarse dormidos, y probablemente despierten con más frecuencia durante la noche.

Reconociendo a un niño cansado

La clave para evitar este agotamiento, es saber reconocerlo, pero ¿cómo identificarlo a tiempo? Algunos indicadores son: se levantan cansados y malhumorados (mañosos), están irritables más de 2 horas al día, se niegan a comer y lo más importante: les cuesta conciliar el sueño a pesar de no haber dormido. Para evitar esto, tenemos que mirarlos, leerlos y poder identificar justo a tiempo el momento de acostarlos, es decir identificar sus señales de sueño que nos dicen “¡Acuéstame ahora!”.

Señales de sueño, conociendo a nuestros hijos

Cada niño expresa de forma muy particular cuando está cansado y necesita ir a dormir. Por ejemplo, algunos de nuestros hijos, se rascan las orejas, y otros tienen sus ojos vidriosos. Esto nos indica de forma clara su necesidad de descanso inmediato. Como mamás y papás, es de gran ayuda identificar aquellas señales que nuestros hijos nos entregan y que nos alertan del momento preciso para acostarlos. En general, estos signos van de menos a más, parten con niños menos activos, que fijan la mirada y sus párpados se ponen rojos, todos indicadores de un inminente descanso próximo. Cuando comienzan los bostezos, se rascan ojos y orejas y/o se les caen los párpados, significa que deben acostarlos ¡YA! para no tener que llegar al punto en que se vuelven irritables, lloran, arquean la cabeza y el cuerpo, es decir están tan cansados que dormir será probablemente más desafiante.

Duración y cantidad de siestas

Las siestas pueden acompañar a los niños hasta los 4 años. Muchos padres las suspenden antes, pero en nuestra experiencia vemos que incluso niños de esta edad la necesitan, ¡el primer año de colegio es una intensa experiencia!

Entre los 6 y 8 meses, los niños necesitan entre tres a tres horas y media de descanso diurno, dividido en dos a tres siestas, y entre los 9 y 12 meses, podrían ser aproximadamente dos horas y media, dividido en dos descansos. Cercano al año y medio, el requerimiento podría bajar a dos horas, y va lentamente evolucionando a una sola gran siesta. A los 2 años podrían dormir aproximadamente una hora y media de descanso, y a los 3 una siesta entre 45-60 minutos es perfecta. Entre los 4 y 5 años creemos es muy beneficioso ofrecerles un “descanso activo”, es decir que a la vuelta del colegio tengan un ratito donde puedan relajarse, ya sea mirando un libro o dormitando.

Miren a sus niños, y en base a su comportamiento vean si necesitan más o menos descanso de estos promedios. Estas duraciones son guías, lo importante es que encuentren esa cantidad de descanso preciso para sus hijos, es decir su propio "número mágico" que les permite continuar el día, y llegar a la hora de dormir con la dosis justa de cansancio.

Las 3 reglas de ORO

Como vimos recién, los requerimientos de sueño diurno son bastante altos, incluso más de lo que muchos imaginan, por lo que es clave poder cuidar el sueño de día para evitar el sobre cansancio. Es por esto, que las siestas son tan importantes y por ello:

  1. No son negociables
  2. Ayúdenlos a dormirlas sea como sea
  3. Apóyenlos activamente para alargarlas en caso de que sean cortas o si al despertar los notan irritables.

Plan B: cuando no logran dormir siesta

Si algún día no pueden llevarlos a dormir, o a pesar de haber leído bien las señales de sueño y de intentar bajo todos los medios que duerman no lo logran, una buena estrategia es acostarlos más temprano de lo habitual. Tengan extra paciencia para ayudarlos a relajarse y buscar conciliar el sueño lo más tranquilos posible, ya que probablemente estarán agotados.

La siesta es un momento rico para todos; a nuestros niños les sirve para cortar el día, estar más “simpáticos”, llegar mejor preparados al momento de dormir, y a su vez es un espacio para quienes están a su cargo 😊. Estas cobran aún más importancia si en la noche no estuvieran durmiendo del todo bien, por lo que sí, somos ¡FANS de las siestas!

La capacidad de los niños de conciliar el sueño y dormir es algo que saben hacer desde el útero materno, sin embargo, ¡sabemos que muchas veces puede ser desafiante!. El cariño, la contención, y la paciencia, serán claves hasta que los niños estén biológicamente preparados y se sientan realmente seguros para alcanzar una mayor autonomía en el dormir. Entonces, ¿se puede hacer algo al respecto? Sí, mucho más de lo que todos creen, pero siempre respetando el ritmo de los niños y de la familia. Si necesitas ayuda contáctanos, ¡podemos ayudarlos!

contacto@ninosadormir.com

FB: ninosadormir

INSTG: @ninosadormir