Ahora que tu pequeño angelito ha dejado atrás sus días de recién nacido, probablemente se está adaptando a una rutina de sueño más predecible, y quizás alimentando menos durante la noche (o no, totalmente normal también).
A medida que crece, adquiere nuevas habilidades cognitivas y motoras que pueden presentar nuevos desafíos en el sueño, ¡justo cuando creías que lo habías descifrado todo! A medida que tu hijo aprenda a girar, ya no es seguro envolverlo en un swaddle y que duerma en una cuna tipo moisés. Ya está listo para hacer la transición a un saco de dormir con los brazos afuera, y para dormir en una cuna donde tenga el espacio para usar los brazos, y así levantar y mover la cabeza para respirar sin obstrucciones.
Puede que el sueño de tu hijo se ve interrumpido por la dentición, por ser más receptivo a los estímulos de luz y ruido durante la siesta, por hitos del desarrollo como sentarse, gatear, o estar pasando por una fase de ansiedad de separación. A medida que navegan por estas fases, proporcionen un entorno de sueño seguro y constante, con total contención, para de esta forma contribuir a su relajo y calma.
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